21 de mayo de 2009

STAR TREK



A algunos la serie Star Trek nos queda muy lejos, somos más de V que de las aventuras de Spok, pero eso no impide que nos acerquemos al cine a ver la última película del productor de la gran serie Lost, JJ Abrams, una de las mayores logros de la televisión actual.
Abrams ya había probado suerte en el cine con Misión Imposible III con un resultado más que notable, y otras pequeñas incursiones como productor “Cloverfield”.

La película podría haber sido un fiasco lleno, de diálogos esteriotipados, clichés y personajes mimitezados, pero Abrams ha dado un paso más allá y ha hecho una película que traspasa el cine palomitedo y se lanza a una nueva oleada de cineastas que han descubierto que dentro del gran cine se puede hacer productos consistentes y con un gran peso artístico, sin caer en el convencionalismo.

Parte de las virtudes de Star Trek vienen del planteamiento filosófico que nos expone, el conocimiento de un futuro y la actitud que tendremos desde el presente hasta él. ¿Qué pasaría si un día nos dice lo que llegaremos a ser dentro de unos años? Nos acomodaríamos esperándolo o intentaríamos recorrer el camino tal como está escrito en nosotros.

Como toda nueva película de esta generación de cineastas, la imagen es un factor primordial elemento que contiene y añade tensión las secuencias de la batalla los viajes espacio temporal, el sonido, percepciones eso si que sólo podrán disfrutarse en pantalla grande. Estos recursos no son meros objetos decorativos son elementos de un conglomerado de factores que hacen una película redonda.

Lo grande de esta clases de películas es las reacciones que tiene en el público, Batman Cloverfield, Maria Antonieta, escandalizan a los que todo lo intelectualizan y gusta aquellos que adaptándose a los tiempos sabe que el cine es una evolución y que todo hay que mirarlo con distintos ojos y amoldarse a las nuevas corrientes.