27 de diciembre de 2007

DESEO Y PELIGRO


Ang Lee es uno de los directores de cine más importantes de la actualidad. Su filmografía es un compendio de pequeñas joyas; El Banquete de boda La tormenta de hielo o Brokeback Mountain Sentido y sensibilidad, Tigre y dragón.
Un cineasta que ha sabido ejercer de artesano de cine dentro de la protección de Hollywood, sin dejar de gustar al público.
Pero sin lugar a duda uno de sus logros ha sido plasmar con fidelidad retratos de un mundo occidental donde él no proviene; (Tawanes de nacimiento) sin caer en la torpeza ni en los sobrecargados tópicos.
Con Deseo y Peligro Ang Lee vuelve a sus orígenes grabando en el idioma de su niñez. La historia se sitúa en plana IIGM, en la China más accidentalizada. En plena tensión chovinista un grupo de jóvenes y reivindicativos estudiantes deciden cargarse a un chino traidor topo de los invasores japoneses. Para tal menester echan mano de una apetecible matahari que entrará en el círculo de la victima.
El filme rodado íntegramente en localizaciones naturales es un ejercicio de estética y precisión argumental. Una fotografía que viene a seguir los pasos de In the mood for Love, donde cada detalle es de una belleza sublime, así los trajes la casas burguesas con sus dueñas jugando a un típico juego chino…
Deseo y peligro tiene todo las características de un buen cine clásico de espías, una buena trama bien condimentada, la bella mujer el bueno y una historia de amor. Traje gabardina, humo y corbatas al estilo Casablanca. Además de increíbles giros que da la historia; imprevisible para la mayoría de los espectadores que caen en la fácil resolución de la trama.
Pero Deseo y Peligro es sobre todo la historia de una pasión peligrosa. Una pasión que desde el primer momento va creciendo. En uno de los primeros encuentros de la matahari y su victima esta se insinúa con toda la insolencencia mientras intenta convencerlo para que entre en casa. Ese movimiento sensual de llaves mientras dentro los sicarios se preparan para atentar es el principio de este deseo. El clímax de esta pasión culmina en los explícitos encuentros sexuales, tan bien medido que resultan imprescindible para el desarrollo de la película.
El filme una obra maestra en todos los sentidos; una obra de maestro creador, cosa que se vio reconocida con el premio de Venecia a la mejor película y los que vendrán, aunque la censura se ponga por medio.

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