2 de enero de 2007

AROUND THE WORLD

Primero fue “Amores Perros”, luego vino “21 gramos” y ahora ataca con “Babel”

Alejandro González Iñárritu vuelve a su estilo junto con su guionista de cabeza Gullermo Arriaga. Cuya relación de trabajo y amistad han roto recientemente: los egos matan.

El juego se repite. Varias historias que interactúan entre ellas, donde el tiempo se superpone, un paso para adelante y otro atrás. Como García Márquez en su obra “Crónica de una muerte anunciada” nos mostraba el final. Iñáritu hace lo mismo. Se sabe como es el pastel pero no cuales son los ingredientes.

Si antes era una ciudad ahora el escenario es un mundo global.

Un acontecimiento inesperado genera un efecto domino. Marruecos, México. USA y Tokio son los lugares donde se sitúan las tres historias. Diferentes clases, razas, lenguas pero iguales miedos.

Si en su anterior película exploraba el dolor en su estado puro. En esta no lo deja de lado. Y vuelve a sumergirse en el. El dolor es un sentimiento que no entiende de raza ni idiomas un sentimiento tan potente que anula cualquier otro. Dolor por la muerte de un ser querido, dolor por el deseo reprimido, dolor del remordimiento, dolor de miedo y desnudo dolor. Unos dolores que conducen a la desconfianza del otro a la sobreprotección y al aislamiento.

Y todo este dolor sin ninguna floritura. Los sentimientos son limpios, el hecho los desencadenan, ellos aparecen y el espectador los sufre. En esto reside el éxito de la película del mexicano.

Para este film se ha rodeado de nuevas caras; Brad Pitt, Cate Blanchett y el viejo conocido Gael García Bernal. Buenas y justas interpretaciones. Pero sin lugar una de las actuaciones a resaltar es la de la mexicana Adriana Barraza.

Pero algo nuevo depara esta película. En “Amores Perro” “21 gramos” todo se cierra sin dejar ningún fleco. En Babel se permite no tapar la botella en una de sus historias o dejarla media abierta.

Algunos han tratado de compararla con la fallida y mediocre ganador del oscar “Crash” Para mostrar el sentimiento no es necesaria ornamento de capas mágicas ni frases rimbombantes. En ello reside el genio.

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